Nació el 3 de febrero de 1921 en Villa Ballester, provenía de una familia muy humilde. Su papá fue un hombre de campo que se identificaba como yrigoyenista, trabajaba en horno de ladrillo y la madre era ama de casa y hacía trabajos de costura desde la casa. A los 15 años Pilar tuvo tuberculosis y la internaron en un nosocomio en la zona de Moreno. Viviendo en Ramos Mejía, entró a trabajar junto a dos hermanas a “Teléfonos del Río de la Plata”. Con el tiempo, durante los primeros años de gobierno peronista, fue delegada gremial de la empresa de teléfonos. Según cuenta su hija Fernanda, “la conoce a Eva cuando en un acto la eligen para entregarle un ramo de flores desde el Grupo de Trabajadores de la Telefónica. “Había una señora mayor que quería saludarla a Eva, que estaba abajo del palco y nadie, como suele suceder en los actos, le daban mucha bolilla a la señora. Entonces mi mamá le cede el lugar, le dice a Eva: esta anciana quiere subir a saludarla. Ella se corre y le deja lugar a la señora. La señora pasa y le besa las manos a Eva. Eva sigue su camino, le agradece a mi mamá, que aprovecha para darle las flores, y Eva le dice ´te quiero en la Fundación el lunes, quiero que trabajes conmigo´”. Y a partir de ahí comenzó a trabajar fundamentalmente en los territorios. Hacía todo tipo de tareas. “Mi mamá esperaba a las chicas de las provincias, cuando venían las llevaban a pasear. Lo que más me queda de eso, porque a mi vieja le quedó muy grabado eso, era que la llevaban a los tablados de Avenida de Mayo. Había tablados españoles en esa época. Las llevaban ahí a las chicas y las llevaban al teatro y bueno mi vieja acompañaba también eso”. Cuando Eva ya estaba enferma la designa como su secretaria en reemplazo de la hija de Nicolini. Fue estudiante de la Escuela Superior Peronista. En la legislatura integró la Comisio´n de Presupuesto y Hacienda, la Comisio´n de Obras Pu´blicas y la Comisio´n de Asuntos Constituciona­les y Acuerdos. Fue una de las dirigentas que pudo exiliarse en 1955 antes de ser detenidas. Logró refugiarse en la Embajada de Paraguay junto con Perón y otro grupo de peronistas. Antes de irse, por cuidado hacia su familia, decidió enterrar toda su documentación. En Paraguay Pilar se enamoró de un funcionario del gobierno de Stroessner y quedó embarazada. Pero Pilar fue madre soltera porque ese señor tenía otra familia. Decidió irse a Brasil, donde en 1957 nació su hija Fernanda. “Ahí ya empieza otra época de la vida de mi mamá, que es como sobrevivir en el exilio”, para eso “habían vendido todo, todas las pieles, todas las joyas, porque las mujeres de Eva, todas tenían mucha ropa, muchas cosas, porque Eva insistía en esto, que ellas tenían que estar bien y que se tenían que ver bien y elegantes”. A la Argentina volvieron recién en 1962, y vivieron nuevamente en el oeste del conurbano bonaerense. Pilar tuvo problemas económicos, no conseguía trabajo y la ayudaban su familia y sus compañeros. Para intentar ganar dinero cosía y tejía. Y también escribía.